Política

Superávit sin pan

Por Mario Samaniego

Lunes, 30 de junio de 2025 - 19:54 hs.
Superávit sin pan

La Argentina atraviesa una situación económica crítica que, lejos de estabilizarse con el cambio de gobierno, ha profundizado tensiones sociales y económicas. Aunque el presidente Javier Milei mantiene una imagen personal sólida —con niveles de aprobación que oscilan entre el 45% y el 55% según distintas encuestas—, la paciencia de la sociedad argentina comienza a agotarse. El respaldo simbólico a su figura no se traduce en un cheque en blanco: la ciudadanía exige resultados concretos, sobre todo en materia de empleo, inflación y poder adquisitivo.

Un contexto que no da tregua

Desde que asumió el poder el 10 de diciembre de 2023, el Gobierno libertario aplicó un plan de shock económico que tuvo efectos inmediatos:

Inflación acumulada en los primeros seis meses del mandato superó el 100%, con picos mensuales que llegaron al 25% en diciembre y enero, aunque en mayo y junio comenzó a mostrar una tendencia descendente, cerrando en torno al 4,5%.

La devaluación inicial del 118% (de $365 a $800) licuó salarios y jubilaciones en tiempo récord.

Según datos del INDEC, el poder adquisitivo real cayó un 18% promedio entre diciembre y abril.

El consumo masivo cayó más de 16% interanual, impactando directamente en el comercio minorista.

La falta de empleo, el gran talón de Aquiles

Uno de los principales cuestionamientos que se hace al modelo libertario es la ausencia total de una política activa de generación de empleo. En un país donde el 45% de los trabajadores se encuentra en la informalidad, el ajuste fiscal sin un plan productivo provoca un desbalance:

El desempleo subió al 7,8% en el primer trimestre de 2025, según el INDEC, frente al 6,3% del mismo período de 2023.

El empleo registrado privado tuvo una caída del 1,6% en lo que va del año.

Más de 85.000 puestos formales se perdieron entre enero y mayo.

El relato del "Estado elefante que hay que achicar" no encuentra una contraparte en la economía real: el sector privado no absorbe a los que quedan fuera del sistema público. Las PyMEs, asfixiadas por la caída del consumo, la falta de crédito y el aumento de tarifas, reducen personal o directamente cierran.

El relato libertario frente al humor social

A pesar de este panorama, Milei sigue sosteniendo un fuerte respaldo de su núcleo duro. Las cadenas nacionales, los actos "doctrinarios" como el del Luna Park y su batalla verbal contra "la casta" y "los medios ensobrados" le dan oxígeno simbólico. Pero cada vez más sectores que lo apoyaron piden resultados tangibles.

Una encuesta reciente de la Universidad Di Tella muestra que el 61% de los argentinos considera que “la situación económica estará peor o igual dentro de un año”. Y un dato más preocupante para el Gobierno: entre quienes votaron a Milei, un 37% ya expresa "desilusión" o "incertidumbre".

La popularidad del Presidente resiste, pero la credibilidad del Gobierno como equipo gestor de la economía cae semana a semana. De hecho, según la consultora Analogías, solo un 29% cree que el Gabinete nacional "tiene capacidad para resolver los problemas del país".

¿Dónde están los brotes verdes?

El oficialismo defiende su programa bajo la consigna del "déficit cero", el superávit fiscal y la promesa de un rebote económico para el segundo semestre. Sin embargo:

La inversión extranjera directa sigue estancada, esperando señales de estabilidad institucional y gobernabilidad.

El crédito al sector privado representa solo el 6% del PBI, el nivel más bajo en décadas.

El riesgo país ronda los 700 puntos, lo que encarece aún más el financiamiento externo. Deberíamos estar más cerca de los 500 puntos para pensar en que grandes empresas inviertan en el país. 

El mercado muestra entusiasmo selectivo (acciones en alza, bonos más estables), pero la economía real no acompaña esa dinámica financiera.

Conclusión: imagen fuerte, gestión frágil

Milei ha logrado algo que pocos presidentes logran en tan poco tiempo: construir un culto personal sostenido en una narrativa potente y emocional. Pero la imagen no paga el alquiler, ni llena la heladera, ni genera empleo. Argentina vive una paradoja peligrosa: un presidente fuerte en su retórica, pero con un gabinete cada vez más débil en su eficacia económica.

La gente no come superávit. Y aunque la motosierra genera titulares, lo que el pueblo argentino está pidiendo —y exigiendo— son resultados. Con cada mes que pasa, la ventana de oportunidad para Milei se achica. Si no logra dar señales claras de recuperación antes de fin de año, la narrativa libertaria podría chocar con la realidad de una sociedad que ya ha probado demasiadas recetas... y está harta de promesas que no se cumplen.