Economía
Revelan que la inflación sería 8,5% más alta que la que informa el INDEC
Desde el CEPA argumentaron que, de haber la recuperación de los salarios formales que defiende el gobierno de Milei, no seguiría cayéndose el consumo en supermercados y el consumo en general. Remarcaron que el fallo estadístico del organismo nacional, se debe a utilizan ponderadores desactualizados, “que no representan los verdaderos consumos de los argentinos porque (subestiman) el peso de servicios (luz, gas, transporte)”.

De acuerdo con el Centro de Economía Política Argentina (CEPA),
si el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) actualizara los
ponderadores para medir el Índice de Precios al Consumidor (IPC) la inflación
real estaría un 8,5% por encima de lo informado oficialmente, lo que implica
que no hay recuperación de los salarios reales en el mercado formal, como pretende
el gobierno que encabeza el presidente anarco-capitalista Javier Milei.
Si la inflación no se estuviera desacelerando en los niveles
que pretende el gobierno en base a los datos del INDEC, eso explicaría por qué
no se recupera el consumo en los supermercados y el consumo en general.
A través de un informe titulado “Análisis sobre las
divergencias en el dinamismo de salarios y ventas de supermercados”, que el
CEPA difundió esta semana, se da cuenta de la incongruencia entre la supuesta
caída de la inflación, con recuperación de los salarios reales en blanco, y el
desplome del consumo en supermercados. De acuerdo con el INDEC, las ventas de
supermercados que muestran una caída interanual acumulada a noviembre de 2024
de 11,9%.
“Esto volvió a poner en el centro de la escena el debate sobre
el comportamiento del consumo popular versus la dinámica de los salarios
reales. Desde hace unos meses, el gobierno sostiene que los salarios
registrados privados han recuperado el terreno perdido desde finales de 2023”,
señalaron desde el CEPA en el informe.
“Sin embargo, las ventas de supermercados, así como los
consumos de los principales productos de la canasta de alimentos (yerba, carne,
leche) muestran caídas sensibles que no dan cuenta de mejora, al menos en los
niveles del salario mencionado”, plantearon desde el Centro.
Dada esta descoordinación entre recuperación salarial y
consumo masivo, el CEPA se propuso “analizar el comportamiento del consumo
(ventas de supermercado) en relación al poder de compra (salario real del
sector privado registrado)”, procediendo “a correlacionar ambos indicadores.”
“El resultado ha sido contundente: no tiene sentido sostener
que existe recuperación salarial en los niveles que menciona el gobierno. En
términos teóricos, convalidar la tesis oficial implicaría aceptar que buena
parte de la sociedad está en condiciones de consumir los mismos bienes que en
noviembre de 2023 (leche, carne, yerba, etc.), pero elige no hacerlo”,
argumentaron desde el CEPA en el informe difundido el pasado 23 de enero.
De acuerdo con el CEPA, “la causa de esta divergencia es otra:
la medición de inflación del INDEC, por la que se deflacta los salarios”, y “no
representa los verdaderos consumos de los argentinos porque subpondera el peso
de servicios (luz, gas, transporte).”
En esta línea, desde en Centro de investigación insisten en
que “la clave son los ponderadores que, si se actualizaran en base a la
Encuesta de Gasto de Hogares 2017 – 2018, darían como resultado 8,5% más de
inflación desde la asunción de Milei”.
Con respecto a la medición de la inflación que lleva adelante
el organismo que preside Marco Lavagna, desde el CEPA detallaron sus problemas
metodológicos que redundan en una subestimación de la inflación real.
“¿Son reales los números del INDEC?”, se preguntan los
investigadores del CEPA y aclaran que “hay tres cuestiones que vale la pena
mencionar: primero, que la inflación está bien calculada de acuerdo a la
metodología vigente; segundo, que el indicador, con esta canasta, no es
representativo del consumo de los argentinos; y tercero, que el INDEC debería
corregir la evidente limitación de representación que implica la forma actual
de medición del Índice de Precios al Consumidor (IPC).”
“En efecto, el debate sobre el costo de vida no supone poner
en duda la veracidad del dato que arroja el Instituto. En todo caso, se trata
de analizar dicha metodología, preguntándonos si efectivamente la inflación es
representativa de los aumentos que han registrado los rubros de mayor peso en
el gasto actual de los argentinos y argentinas, y si, eventualmente, el INDEC
podría corregir esta cuestión”, aclararon en el informe.
En esta línea, el CEPA insistió en que “la clave son los
ponderadores: el cuestionamiento de los guarismos de inflación actual se
relaciona fundamentalmente con los ponderadores que utiliza el INDEC para
calcularla.”
De acuerdo con la investigación del CEPA, los ponderadores del
INDEC de los años 2004 – 2005 “actualizados a diciembre de 2016 (momento del
pasaje del IPC GBA al IPC actual), implicaban que los hogares argentinos
destinaban el 27% del total de sus gastos a alimentos y bebidas no alcohólicas,
el 11% a transportarse, el 9,9% a vestirse, entre los principales rubros.”
Sin embargo, “¿estos son los ponderadores que se aplican en la
actualidad? No. El INDEC ha actualizado por precio la incidencia de cada rubro,
cambiando de esta forma el ponderador final, de ahí el carácter híbrido. Por
ejemplo, los datos actualizados a noviembre 2023 por la variación de precios
arrojan:
*Una menor ponderación en Vivienda y Transporte: se reduce de
9,4% y 11% respectivamente en diciembre 2016 a 6,3% y 10,1% en noviembre 2023.
*Una mayor ponderación en alimentos y bebidas, pasando de 27%
a 30,8% a noviembre 2023.”
Según el razonamiento del CEPA, “el problema metodológico se
produce cuando hay cambios repentinos en las cantidades consumidas o en la
estructura de gastos”, que el INDE no llega a dimensionar.
Para el CEPA, la limitación de usar ponderadores fijos que se
actualizan en cada Encuesta General de Hogares, estriba en que “no están
preparados para cambios sustantivos en corto plazo en pautas de consumo; las
pautas de consumo determinan el nivel de la inflación; y los aumentos
significativos de precios en servicios y transporte no están bien mensurados en
el indicador.”
En este sentido, el CEPA enfatizó que el INDEC “realizó una
nueva medición de la (Encuesta de Hogares) para el periodo 2017/2018, la cual
exhibió cambios sustantivos en la canasta de consumo. Entre otras
modificaciones que vale la pena destacar, se registra:
*un crecimiento del porcentaje de gasto que los hogares
destinan a los servicios como agua, electricidad y gas desde 9,4% - si
consideramos los valores originales a 2016 - a 14,5%;
*un incremento en “Transporte” de 11% a 14,3%;
*un aumento en “Comunicaciones” de 2,8% a 5,2%;
*una reducción de la ponderación de los alimentos de 27% a
22,7%.
“Esta ENGHo, aunque tiene ya varios años, sin dudas refleja
más acabadamente los consumos promedios de la sociedad. El INDEC debe ponerla
en funcionamiento”, plantearon desde el CEPA, sobre este dato sensibilísimo para
el gobierno de Milei –si no hay desaceleración inflacionaria, el plan económico
caracterizado por el ajuste y la destrucción del empleo, carecería de su principal
logro macroeconómico.
Sobre el final del informe, el CEPA sintetiza los principales
hallazgos: “en el período noviembre 2023-octubre 2024, mientras que con los
ponderadores actuales, la inflación acumulada fue de 159,8%, si aplicáramos los
ponderadores de la ENGHO 2017/18, la inflación acumulada sería de 181,9%. La
diferencia resulta significativa: 22,1 puntos porcentuales en la gestión Milei,
o lo que es lo mismo, 8,5% de inflación adicional acumulada.”
“Esta distancia explica por qué la relativa recuperación que
muestran los salarios registrados privados ‘no se siente’ (en el consumo). Con
la metodología actual, el poder adquisitivo de este fragmento de asalariados es
de +1,5% en noviembre de 2024 en relación a noviembre de 2023. Sin embargo, si
aplicamos los ponderadores de 2017, la caída de la capacidad de compra asciende
a 6,8%”, puntualizaron desde el CEPA.