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Según Caputo, el desembolso del FMI sería de US$ 20.000 millones
Es el monto que negocian con el organismo internacional, de acuerdo con el ministro de Economía, quien aclaró todavía quedan algunas semanas para que el directorio del FMI apruebe el nuevo préstamo que engrosará la deuda externa de Argentina.

Este jueves, el ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó que el acuerdo que se está negociando con el Fondo Monetario Internacional (FMI) implicará un desembolso de US$ 20.000, en el caso de que lo apruebe el directorio del organismo.
Lo reveló en la XXIII
Conferencia Anual sobre Regulación y Supervisión de Seguros en América Latina
ASSAL – IAIS, y la Asamblea Anual ASSAL, que se realiza en la Bolsa de Comercio
de Buenos Aires.
Según publicó Perfil, Caputo
reveló haber conversado con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, para
poder adelantar el monto que se está negociando, ya que “pueden faltar algunas
semanas para convocar al board y los rumores dicen que piden devaluación de 30%
o 7%, que el acuerdo iba a ser de 3.000 y otros de 5.000 millones”.
Intentando llevar
tranquilidad a los mercados, sobre todo a los capitales especulativos financieros,
Caputo reveló la cifra que están negociando, que lo convertirán en el ministro
de economía al que el FMI le entregó el mayor monto en préstamos –en 2018, bajo
su administración, el Fondo presó US$ 50 mil millones, de los que terminó
desembolsando US$ 45 mil millones
“El monto es de 20.000
millones de dólares, muy superior al monto que se viene escuchando de algunas
personas en particular. Estamos negociando también con el Banco Mundial, el BID
y el CAF un paquete adicional de libre disponibilidad siempre para reforzar las
reservas del Banco Central. Ese es el objetivo del nuevo acuerdo”, reveló el
ministro, confirmando que el endeudamiento que contraerá la administración del presidente
ultraderechista Javier Milei, será aún mayor, si logra cerrar acuerdos con
otras entidades crediticias.
De acuerdo con el ministro de
Economía, con este préstamo, “las reservas brutas van a subir a los US$ 50.000
millones”. Aunque no aclaró cómo hace sus cálculos, si se tiene en cuenta que
las reservas actuales perforaron el piso de los 27 mil millones de dólares.
En defensa del nuevo
endeudamiento con el FMI, con el recuerdo fresco del fracaso de su anterior
préstamo –paradójicamente, cuando él estaba a cargo de Hacienda, en 2018–,
Caputo insistió con el argumento que sostiene que el ajuste monetario y fiscal
ya fue concretado, a diferencia de lo que ocurrió en el gobierno de Mauricio
Macri.
“¿Por qué este acuerdo con el
Fondo es diferente? No solo no es lo mismo que los otros tantos acuerdos, sino
que también diferente a cualquier acuerdo que el Fondo ha hecho con otros
países”, aseguró el ministro.
Y amplió: “Tradicionalmente,
el Fondo se compromete a dar desembolsos gradualmente mientras exige ajustes
fiscal y monetario para poner la economía en orden. Es decir que la plata que
va inyectando va a financiar la transición hacia un orden macroeconómico. Ese
no es el propósito de este acuerdo, porque ese ajuste fiscal y monetario ya lo
hemos hecho”, sostuvo Caputo.
Sin aclarar si el gobierno va
a utilizar las reservas del Banco Central como lo vienen haciendo desde hace
meses, para intervenir en el mercado de cambios y evitar que se dispare la cotización
de los dólares paralelos (que surgen por efecto del cepo cambiario que el “liberal
– libertario” Milei mantiene), Caputo apeló al argumento, reiterado por todos
los gobiernos, de la “pesada herencia”.
“Cuando llegamos (diciembre
de 2023), más allá de la peor herencia, nos encontramos con un acuerdo caído
porque el gobierno anterior estaba incumpliendo todas las metas. Ante eso
teníamos dos posibilidades, ir a un nuevo acuerdo o revivir el acuerdo que tenía
el gobierno anterior”, reveló el ministro.
Según el titular de Hacienda,
un nuevo acuerdo implicaba “pedirle plata nueva al FMI contra nuevas metas, lo
cual iba a llevar mucho tiempo y no iba a suceder, porque el Fondo no iba a
comprometer mayor capital sin ver resultados concretos, porque Argentina no es
un país que gozaba de credibilidad. Ese escenario quedó descartado. Revivir el
acuerdo anterior tampoco era un escenario que nosotros queríamos, porque si
íbamos a las metas que se habían fijado para el gobierno anterior, no hubieran
sido suficientes para evitar una hiperinflación”, dijo.
Y destacó: “Hicimos algo
particular, no vamos a pedir plata pero vamos a cambiar las metas que el FMI le
pusieron al gobierno anterior por otras más exigentes y no le vamos a pedir
plata para recapitalizar el Banco Central hasta que estén convencidos y
nosotros hayamos probado que vamos a cumplir con estas metas”.
Por supuesto, las “metas más
exigentes”, pueden significar un mayor ajuste fiscal, con más recortes a
jubilaciones, salarios y obra pública, más despidos y desguace de organismos
que afectarán a la salud pública, la educación y la ciencia, entre otras
medidas que el gobierno de Milei ya viene implementando.
En general, los programas de
estabilización macroeconómica que el FMI impone a los países deudores –y Argentina
es el mayor deudor del mundo– implican ajuste fiscal y recesión económica, con
aumento de la pobreza e indigencia. De ahí que la mayor parte de las encuestas
encuentren un rechazo mayoritario a los acuerdos con el FMI, como la elaborada recientemente por la consultora Zuban Córdoba.
Sin embargo, un punto crucial
de la negociación entre la administración de Milei y Caputo con el FMI, gira en
torno al uso de las reservas, que el gobierno viene quemando a partir de Enero
para contener los dólares financieros. El Fondo pretende un sistema de bandas –con
mínimos y máximos a partir de los cuales el BCRA pueda intervenir–, terminar
con el llamado blend –uso de las reservas para mejorar la cotización del dólar al
que operan los exportadores– y estas medidas conllevan a una devaluación.
El gobierno de Milei se
resiste a esto por las evidentes consecuencias electorales de una devaluación
que acelere la suba de precios y deje al oficialismo sin el único logro de la
gestión: la caída en la inflación. De hecho, en un contexto de incertidumbre,
el dólar blue ya superó los $1.300 y las empresas que comercializan productos
ya están remarcando sus precios.