Política

El único que receta gestión en un país con sobredosis de discursos

Médico, exgobernador y ahora candidato a diputado nacional, Oscar Herrera Ahuad vuelve a escena con un perfil que combina gestión, sensibilidad y cero necesidad de estridencias.

Sábado, 28 de junio de 2025 - 21:37 hs.
El único que receta gestión en un país con sobredosis de discursos

En tiempos donde muchos políticos improvisan como influencers de baja gama, Oscar Herrera Ahuad hace la diferencia: no porque tenga millones de seguidores en TikTok bailando reguetón con un chaleco de alpaca, sino porque conoce, literalmente, el cuerpo y el alma de Misiones. Es médico de profesión, sí. Pero también fue gobernador, y ahora, con la misma precisión con la que se mide la presión arterial, se perfila como uno de los candidatos más sólidos del oficialismo para representar a la provincia en el Congreso Nacional.

Porque, admitámoslo, mientras algunos opositores parecen haber confundido el Congreso con un programa de debate, Herrera Ahuad sabe para qué está la política: para gestionar, para cuidar y para representar. Así, sin filtro de Instagram ni slogans vacíos, se consolida como el candidato más clínico en un contexto político que muchas veces roza lo delirante.

Desde su paso por la gobernación durante una de las etapas más complejas de la historia reciente —la pandemia de COVID-19—, Herrera Ahuad no solo fue un administrador, sino una suerte de médico de cabecera para una provincia que necesitaba orden, paciencia y decisiones firmes. En plena crisis sanitaria, mientras otros improvisaban conferencias de prensa con barbijos mal puestos, él aplicaba protocolos, distribuía recursos y hablaba claro. Un lujo poco frecuente en la política argentina: alguien que no promete, sino que hace.

Y ahí radica la diferencia. Herrera Ahuad no necesita subirse a una moto, romper diarios ni gritar "¡libertad, carajo!" para que lo escuchen. Basta con repasar su gestión para notar que fue un gobernador cercano, que recorrió el interior profundo, que dialogó con docentes, productores, emprendedores y comerciantes sin necesidad de hacer de cada acto un reality show.

Pero lo mejor es que Oscar Herrera Ahuad no se quedó en la nostalgia del poder provincial. Su mirada sigue puesta en el bienestar de Misiones, pero ahora desde el escenario nacional, donde las decisiones que se toman impactan directamente en el bolsillo, la producción y la vida diaria de los misioneros. Y ahí, la representación cobra sentido. Porque, seamos sinceros: ¿quién mejor para defender a Misiones en el Congreso que alguien que la caminó de punta a punta, que atendió en hospitales públicos y que sabe, por experiencia directa, lo que significa una ruta cortada, una cosecha en riesgo o una escuela sin recursos?

Mientras tanto, del otro lado del ring político, la oposición sigue peleada con el GPS. No sabe si mirar a Buenos Aires, a Corrientes o a la luna. Lo cierto es que algunos de sus referentes defienden con más pasión el puerto de Ituzaingó que las necesidades concretas del Alto Uruguay misionero. Hay legisladores que entraron por Misiones, pero legislan como si su corazón estuviera en Palermo Soho. A veces da la impresión de que confunden la tierra colorada con un filtro de Instagram: bonito, pero sin contexto.

En cambio, Herrera Ahuad no necesita excusas. Su currículum es su campaña. Su experiencia es su propuesta. Y su estilo, sin estridencias, pero con firmeza, lo convierte en una rareza valiosa: un político que no subestima la inteligencia del votante. Que no se esconde en slogans como "vamos a darlo vuelta" o "es ahora o nunca", sino que dice: "esto ya lo hicimos y podemos hacer más". 

Y esa confianza, que no es arrogancia sino responsabilidad, lo posiciona como el tipo de diputado nacional que Misiones necesita: alguien que no va a Buenos Aires a sacarse selfies con la Casa Rosada de fondo, sino a sentarse, discutir, defender y traer resultados. Porque a esta altura, lo que menos necesita la provincia es un diputado turista. 

En definitiva, Oscar Herrera Ahuad no es solo una figura con trayectoria. Es una apuesta segura en un tiempo de incertidumbre. Un candidato que no necesita gritar para hacerse oír. Que no se escuda en lo simbólico, sino que se arremanga y trabaja. Que conoce a Misiones porque la curó, la gobernó y la sigue defendiendo. Y que, si algo le sobra, es lo que muchos otros carecen: coherencia, sensibilidad y dirección. 

Porque en una política intoxicada de palabras vacías, lo más revolucionario sigue siendo hacer. Y Herrera Ahuad, en eso, tiene receta probada.