Provinciales

Crisis yerbatera: desde 2015, “nunca ganó tan poco el productor, respecto a lo que sale el kilo de yerba mate en góndola”

Lo advirtió Juan Manuel Gispert, politólogo y especialista en economía del CEPA, quien subrayó que la desregulación del mercado impuesta por el DNU 70/23, sumada a la devaluación del 119% instrumentada por el presidente Milei, está provocando una fuerte “transferencia de riqueza desde el productor de yerba, en favor de las cadenas comercializadoras, que son cinco compañías que manejan casi el 80 por ciento de la de la comercialización de yerba mate en Argentina.”

Martes, 18 de marzo de 2025 - 16:07 hs.
Crisis yerbatera: desde 2015, “nunca ganó tan poco el productor, respecto a lo que sale el kilo de yerba mate en góndola”

La desregulación del mercado yerbatero, impuesta por medio del Decreto de Necesidad y Urgencia N° 70/23 del presidente ultraderechista Javier Milei, sumado a un aumento en la producción y de las importaciones de hoja verde, está pulverizando los precios que los grandes molinos pagan a los pequeños y medianos productores, que en Misiones representan cerca del 90% de las unidades productivas.

De acuerdo con el politólogo Juan Manuel Gispert, especialista en economía del CEPA (Centro de Economía Política Argentina) el DNU que despojó al Instituto Nacional de la Yerba Mate de su facultad de fijar precios, sumada a un incentivo inicial a la exportación, con caída del consumo interno –producto de la devaluación del 119% implementada por el ministro de Economía Luis Caputo en diciembre del 2023–, está ocasionando una “transferencia de riqueza desde el productor de yerba, en favor de las cadenas comercializadoras, que son cinco compañías que manejan casi el 80 por ciento de la de la comercialización de yerba mate en Argentina.”

De acuerdo con Gispert, los números del complejo yerbatero son contundentes y muestran similitudes con los de otras economías regionales, como la vitivinícola. “Se ha producido un fenómeno que ha evolucionado de una forma similar en todas estas economías regionales. Apenas arrancó el gobierno de Milei decretó una megadevaluación (119%), eso genera un incentivo muy fuerte a la producción para la exportación y un precio muy alto de la yerba mate, (que afecta) el consumo interno”, puntualizó el investigador.


“Eso genera dos fenómenos: un aumento de la exportación, (y) la caída del consumo interno de yerba. Después se deja el dólar quieto”, explicó Gispert, quien aclaró que hay que diferenciar entre las políticas macroeconómicas del gobierno de Milei –control del tipo de cambio y de los salarios– y la desregulación que impulsaron en algunos sectores, como quitar “competencias al INYM para regular el precio que se le paga al productor por kilo de yerba”.

En esta línea Gispert explicó que “el fenómeno de esta política frente al yerba mate, está produciendo un contexto de retracción del consumo interno, de caída de la venta, y está pasando que la industria termina pagándole cada vez menos al productor.”

“Entonces, la participación del productor en el precio total de la venta es cada vez más bajo. Estamos en el peor el momento de la serie histórica, es decir, en los últimos diez años nunca ganó tan poco el productor, respecto a lo que sale el kilo de yerba mate en góndola del supermercado”, advirtió Gispert.

En síntesis, de acuerdo con el politólogo, “esto se traduce en una transferencia de riqueza desde el productor de yerba –que en la mayoría de dos casos son pequeños productores–, en favor de las cadenas comercializadoras, que (es un mercado que) está muy concentrado. Son cinco compañías que manejan casi el 80 por ciento de la comercialización de yerba mate en Argentina”, argumentó Gispert.


Asimismo, el especialista se refirió al rol que está jugando el gobierno de Milei, con el aval de aliados de la UCR, el PRO y partidos provinciales, en el desguace y desaparición del Instituto Nacional de la Yerba Mate. “Creo que el gobierno ha sido muy claro desde el principio: ha declarado explícitamente Milei, que no cree de ninguna manera en el Estado interviniendo en los mercados. O regulando estos desequilibrios que suceden. Entonces es una situación bastante desesperante”, subrayó Gispert.

En esta línea, el especialista del CEPA alertó que esta desregulación que favorece a las grandes industrias y los grandes capitales, en detrimento de los pequeños productores, genera una concentración en la estructura de la tenencia de la tierra, con un éxodo de familias de agricultores que terminan engrosando los cinturones de pobreza en las grandes ciudades. Es decir, un grave problema sociológico.

“Este tipo de producción de la yerba mate, como también sucede en Mendoza, con la vitivinicultura, está muy atomizada. Lo cual es positivo, porque genera que muchas personas puedan arraigarse en su tierra, quedarse bien en sus pueblos, y trabajar de la tierra propia. (Pero) esta política de desregulación y permitir que las grandes industrias tiren al piso el precio al productor y los lleven a la quiebra, genera un problema sociológico y social en la provincia”, fundamentó Gispert.

“La gente tiene que abandonar su finca, se tienen que retirar de su de su tierra para irse a vivir a la ciudad, y se empieza a generar toda una serie de problemáticas sociales mucho más complejas. Y algo virtuoso que tiene el sector (la prevalencia de los minifundios) termina en un proceso de concentración, donde hay pocos dueños de muchas cantidades de tierras. Hacia eso va el proceso cuando el estado se retira de la intervención del Estado en cómo participa el productor en el precio de venta de un producto”, argumentó Gispert, señalando que, en los últimos 20 años, en Mendoza, se sufrió la reducción de los pequeños productores, con una concentración de las grandes propiedades.

Y amplió: “muchas de esas fincas cerraron, o sea, están abandonadas, y los grandes capitales, muchas veces extranjeros, algunos pocos nacionales, se han ido comprando cada vez más tierra. Entonces, te encontrás grandes bodegas con mucho poder, que están comprando casi en precio de remate, todas estas fincas abandonadas y teniendo producciones de cientos de hectáreas”.

En paralelo, “esa familia que vivía de esa pequeña finca en Mendoza”, de 10 o 15 hectáreas, “termina abandonando la finca y trasladándose a la ciudad, con las dificultades y los asentamientos que se van generando en la periferia de la ciudad, sin servicios, sin calidad constructiva.”

Se da una “pérdida para la economía de la provincia y una pérdida de la calidad de vida que tiene la comunidad en general”, enfatizó Gispert, sobre lo que podría ocurrir con las 13 mil o 14 mil familias de yerbateros de Misiones, si se mantiene la política ultraderechista de Milei.


Repreguntado respecto de si la concentración del mercado en las economías regionales, como la yerbatera, impacta en los precios comerciales de los productos, Gispert no dudó en señalar que tal es el caso. “Es alto el impacto que tienen los precios. Está demostrado en miles de estudios que, a mayor nivel de competencia y mercados más perfectos, entre comillas, es decir, donde hay muchos actores en un mercado, los precios tienen equilibrio hacia abajo. Y, al contrario, cuando hay concentración en pocas manos, de la producción de un producto, se generan primero tendencia creciente de precio”, recalcó.

Aparte, según Gispert, tienden a darse, “algo que nunca vamos a saber a ciencia cierta”, “acuerdos de precio entre grandes compañías. Es tan simple elegir los mercados, cómo se reparten los mercados, los segmentos, y los precios de referencia. Entonces, en general, con un Estado que se retira del cuidado de estos aspectos, estamos en los peores niveles de consumo de yerba mate de los últimos veinte años”, sentenció el politólogo.

En el tramo final de la entrevista, Gispert vinculó el desplome del consumo de la yerba mate, con las mediciones de la inflación del INDEC, y los problemas específicos de los productores yerbateros, que están en jaque por el doble proceso de aumento de los costos y caída de los precios productivos.

De acuerdo con Gispert, “en términos relativos, en relación al resto de los precios de la economía, la yerba mate, está más barata. O sea, el precio de venta al público a enero del 2025, aumentó mucho menos que la inflación real de ese mismo período. Sin embargo, la venta de la yerba cae”, graficó el politólogo sobre esta incongruencia.


De ahí, “se desprende otro análisis, que es cómo el INDEC está midiendo una inflación, que subestima el peso de los servicios, es decir, cuánto destinamos al pago de la luz, del gas, del agua, de la medicina prepaga, de la escuela de los chicos, de lo que fuera. Al subestimar eso, el INDEC, parecería que los argentinos están ganando cada vez más plata, pero después cuando mirás el consumo de leche, de carne, de yerba, que son los productos esenciales de la canasta básica argentina, están desplomados y no crecen esos consumos”, subrayó.

Así “te das cuenta, que aunque algunos productos hayan subido por debajo de la inflación, como es el caso de la yerba mate, igual la gente no los compra, porque está destinando mayor porcentaje de sus ingresos a pagar los servicios públicos”, precisó Gispert, desnudando las falacias en las que incurre el INDEC al medir la inflación con ponderadores del año 2003.

En ese contexto, el productor yerbatero se encuentra en una situación límite, porque su cultivo, la yerba mate, en términos relativos “es más barata que el año pasado, aumentó menos que la promedio y pero la participación (del productor) en el precio de venta al público es cada vez menor.”

“La situación es doblemente grave, porque perdió participación en la venta, pero aparte su producto no se actualizó por la inflación, y ese productor tiene que pagar la luz con los aumentos que tiene la luz, y tiene para pagar los gastos que tiene cualquier familia argentina. Es desesperante”, sentenció Gispert, para quien esto explica las protestas, los piquetes y los cortes, que “se terminan transformando en razonables cuando no mira los datos económicos.”