Reclamo
Barrio Hermoso: La sombra de la inseguridad que no descansa
Vecinos del populoso barrio posadeño están en alarma por el incremento de personas con consumos problemático, los robos, los asaltos y los enfrentamientos, en la vía pública.
Barrio Hermoso, antaño un refugio de tranquilidad y convivencia en Posadas, hoy vive bajo una nube de inseguridad que no distingue entre día y noche. Los vecinos, quienes solían disfrutar de un entorno apacible, ahora ven cómo sus calles se llenan de personas afectadas por el consumo de drogas, que vagan sin rumbo fijo y se congregan en las esquinas. Estas figuras errantes transforman el paisaje del barrio, generando una atmósfera de tensión y miedo que afecta a todos por igual.
Lo que antes eran jornadas de juegos infantiles en la calle, ahora son momentos de resguardo forzoso para los más pequeños, mientras los abuelos, temerosos de salir, ven su libertad reducida por el temor a cruzarse con quienes protagonizan peleas y disturbios. Los enfrentamientos, alimentados por los efectos de las drogas, se vuelven cada vez más violentos, afectando la vida cotidiana del barrio.
No es solo la violencia lo que inquieta a los residentes. La necesidad insaciable de quienes consumen estupefacientes los empuja al delito, transformando el barrio y sus alrededores en escenarios frecuentes de robos y asaltos. Comerciantes y vecinos viven en un estado de alerta constante, temiendo convertirse en las próximas víctimas de esta ola de criminalidad.
Sin embargo, los vecinos también son conscientes del esfuerzo
incansable que realiza la División Motorizada Libertador, que trabaja
arduamente para combatir esta problemática no solo en Barrio Hermoso, sino
también en otras jurisdicciones a su cargo. Esta unidad, a pesar de la falta de
recursos y de personal, continúa trabajando sin descanso, tratando de llevar
seguridad a las calles. Los vecinos valoran y reconocen la labor que
desempeñan, al igual que la de la Comisaría 18 de la UR-10, que también se esfuerza
por devolverle la paz a la zona.
Aun así, la realidad es que el desafío es grande y los medios escasos. Las noches, que antes traían sosiego, hoy están marcadas por el eco de gritos y objetos rotos, señales de los enfrentamientos que surgen de las sombras. La incertidumbre y el miedo se han instalado en el corazón del barrio, donde los vecinos se preguntan cuándo y cómo llegará el día en que puedan recuperar la paz que tanto anhelan.